Historia de Tlalpan

Tlalpan significa sobre la tierra, lugar de tierra firme, es la alcaldía con más territorio en la Ciudad de México, ubicada al sur de la cuenca. Colinda al norte con las alcaldías de Coyoacán y Álvaro Obregón, al oriente con Xochimilco y Milpa Alta, al poniente con Magdalena Contreras y el Estado de México y al sur con el estado de Morelos.

Aquí encontrarás paisajes llenos de contrastes, que van desde los vestigios prehispánicos, el arte novohispano y sus fachadas del siglo XIX, hasta modernos centros comerciales y de servicios, que te invitan a un recorrido en el tiempo. Por sus avenidas y calles encontramos sitios que evocan la época colonial, el México Independiente y nos llevan a la actualidad. Nos ofrece una gama de paisajes, colores, olores y sabores, todos ellos plasmados en su gran diversidad de lugares a visitar y disfrutar que forman parte del patrimonio cultural de esta demarcación.

La identidad colectiva e histórica de Tlalpan está simbolizada en las personas que habitan en las colonias, pueblos y barrios originarios; ellas y ellos enriquecen las manifestaciones pasadas y presentes de su patrimonio biocultural tangible e intangible por medio de sus tradiciones y costumbres ancestrales que han permanecido a través del tiempo en la memoria colectiva. Patrimonios que tienen un valor excepcional debido a que son eminentemente representativos, en tiempo y espacio, de un tipo de paisaje que ilustra los periodos significativos de su permanencia en una superficie de 306.52 km2 que tiene Tlalpan.

 

Tlalpan Tierra Sagrada.

 

 Aquí vivió una sociedad compleja con un claro culto a los ancestros, al dios del fuego “Huehueteotl” y a la montaña de agua “Ajusco” hace más de dos mil años. Sus habitantes más antiguos nos heredaron el centro ceremonial de Cuicuilco “Lugar de los cantos y danzas”, la pirámide de Tenantongo en el Bosque de Tlalpan y los vestigios encontrados en el Centro Histórico de Tlalpan, todo esto fue construido en el período preclásico del 800 a.C. al 200 d.C.

Han transcurrido casi 100 años desde que Manuel Gamio descubrió Cuicuilco y desde entonces se han realizado distintas acciones para recuperar y conservar este patrimonio. En diversos rescates arqueológicos se ubicaron tumbas que por su forma troncocónica, es decir, un cono invertido y su sistema de enterramiento se han conservado objetos y restos óseos que permiten conocer información sobre esta cultura.

Cuicuilco era un pueblo agricultor, que rendía culto a la fertilidad, al agua, al dios Huehueteotl, la deidad del fuego, por medio de un anciano desdentado cargando un bracero en la espalda. Asentados en las faldas del Ajusco y a la orilla de la zona lacustre, lograron tener un importante intercambio comercial con otros grupos de distintas zonas de mesoamérica; en el museo de sitio de la zona arqueológica se pueden apreciar piezas de obsidiana, conchas y piedras que no son de la región. En su época también aportaron las construcciones a gran escala, muestra de ello es el gran basamento circular, lo cual refleja la importancia y el poderío de la ciudad en la región.

Esta población vio interrumpido su desarrollo migrando a diferentes asentamientos cercanos a la cuenca por las erupciones del volcán Xitle en el año 250 d.C., evento de la naturaleza que generó un nuevo ecosistema. De ser un lugar donde abundaban los recursos naturales de tal manera que permitió el florecimiento de Cuicuilco, pasó a ser un territorio difícil de habitar, un nuevo ecosistema con flora y fauna diferente: el pedregal que abarcó cerca de 80 km2.

 

Los antecedentes prehispánicos de Tlalpan la convierten en Tierra Sagrada y el origen de la Ciudad de México.

 

Tlalpan Tierra Firme. Después de más de mil años de las erupciones del volcán Xitle, esta zona se pobló nuevamente, llegaron grupos de filiación Tepaneca y Xochimilca. Los Tepaneca se asentaron en la parte poniente de la Tierra Firme, fundaron Coyoacán y se extendieron hacia las montañas del Ajusco y en la Sierra de las Cruces. Entre los acontecimientos históricos más relevantes sabemos que la última batalla entre la Triple Alianza y los Tepanecas tuvo lugar en el Ajusco, de acuerdo a lo contenido en el Códice Durán; en un lugar llamado Tequiahuac (lugar de la puerta de piedra). Actualmente este sitio es conocido por los habitantes del Ajusco como Tequia o Tecpan. Es así como los Tepaneca fueron sometidos al poder de la Triple Alianza, pero no dejaron de cultivar su tierra.

 

Tlalpan Tierra Cultivada.

 

A la llegada de los españoles con la derrota de Tenochtitlán y el inicio de la época novohispana,  los pueblos cambiaron sus formas de organización política, económica, social y cultural. Construyeron templos católicos y conventos, como el dedicado a San Agustín Obispo, desde donde se evangelizó a los pueblos asentados a los alrededores. A este nuevo pueblo se le agregó el apelativo “de las Cuevas” nombrándose por más de 300 años como San Agustín de las Cuevas. En los pueblos originarios de la montaña – San Miguel Topilejo, Parres el Guarda, Santo Tomás Ajusco, San Miguel Ajusco, Magdalena Petlacalco, San Miguel Xicalco, San Andrés Totoltepec y San Pedro Mártir, así como los pueblos de las laderas Chimacoyotl, San Lorenzo Huipulco, Santa Úrsula Xitla – que su actividad principal fue la agricultura, su vocación principal era la de cultivar la tierra. El reclamo de su posesión, después, los llevó a participar en la revolución mexicana. Hoy en día en estos pueblos la Tierra se sigue cultivando y aún se conserva su identidad colectiva. 

Al inicio de la época novohispana este territorio formó parte de Marquesado del Valle de Oaxaca, título y encomienda otorgados en 1529 a Hernán Cortés. En 1532 se fundó el pueblo de San Agustín de las Cuevas, fue un lugar de paso para las diligencias que trasportaban mercancías de la Ciudad de México al puerto de Acapulco. También ofrecía servicios religiosos y médicos, y había disponibilidad de baños públicos, mesones, fondas, herraje de cabalgaduras, herrería, arreglo de sillas de montar, entre otros.

A partir del siglo XVII, San Agustín se convirtió en una localidad de recreo capitalino y de esparcimiento popular para los fines de semana de familiar con poder económico de la Ciudad de México.

Durante la lucha de Independencia las tropas de Miguel Hidalgo estuvieron en la serranía del Ajusco al avanzar hacia la Ciudad de México. La historia oral rememora que habitantes de los pueblos de San Miguel y Santo Tomás Ajusco participaron en la batalla del cerro de “Las Cruces” al lado de los insurgentes. En 1815 José María Morelos y Pavón pasó unas horas de la noche en el pueblo San Agustín de las Cuevas antes de ser enjuiciado por los tribunales de la inquisición y posteriormente fusilado en San Cristóbal Ecatepec. 

En 1827, San Agustín de las Cuevas fue nombrado capital del Estado de México y se recuperó su nombre indígena: Tlalpan, otorgándole el título de Ciudad.

Durante esa época se fundó el Instituto Literario, antecedente de la Universidad Autónoma del Estado de México; se instaló una imprenta, se creó una Casa de Moneda y una biblioteca. 

En la primera mitad del siglo XIX llegaron a Tlalpan las primeras industrias y la economía dejó de ser únicamente agrícola: en 1831 se instaló la fábrica de hilados y tejidos “La Fama Montañesa”; la fábrica de papel “Peña Pobre” y en 1849 se funda la fábrica textil “San Fernando”.

La línea del ferrocarril México-Cuernavaca se construyó en 1869. También el 13 de marzo de 1878 se realizó la primera llamada telefónica en el país comunicando a Tlalpan con la Ciudad de México. El 30 de diciembre de 1900 se inauguró el mercado La Paz. El edificio de la Alcaldía fue inaugurado el 28 de diciembre de 1902. En 1872 es construida la plaza de armas de Tlalpan, en el centro se colocó un kiosco y de forma perpendicular se construyeron jardines.

Así, la demarcación territorial Tlalpan tiene un vínculo ilustrativo de identidad colectiva y valores culturales con el pasado y presente, que actúa como un eje de desarrollo humano de manera sostenible que contribuye significativamente a la valoración y apropiación consciente y madura de la memoria histórica de la Ciudad de México y de nuestro país.

Tlalpan nos invita a disfrutar de un viaje a través de su historia al conocer entre múltiples paisajes, colores, olores y sabores su riqueza patrimonial tangible e intangible, compartiendo una amplia gama de sitios que reflejan sus diferentes épocas.