Conoce el mural Fuego Nuevo de Tlalpan: homenaje a las lenguas indígenas de México.

El mural Fuego Nuevo

Carlos Zugasti

Kathie Voighlander, de origen norteamericano llegó a Tlalpan a principio de la década de los años cuarenta. Llegó para integrarse al Grupo de trabajo de Artemisa Echegoyen, en el Instituto Lingüístico de Verano, localizado en esa época en lo que es parte del Instituto de Cancerología en la Avenida de San Fernando, entre las calles de Retama y Viaducto Tlalpan.

Su labor fue de traductora, ilustradora y dibujante. Realizó excepcionales trabajos filológicos para diversos diccionarios otomíes y de otras lenguas indígenas de nuestro país.

Ilustró infinidad de cuadernillos para la alfabetización para indígenas de la zona del Estado de México y de Hidalgo. Dejó como obra pétrea el excelente mural de piedra natural de diferentes tonalidades, al que tituló Fuego Nuevo.

Este mural está instalado en el edificio localizado a un lado del Instituto Nacional de Cancerología en la Avenida San Fernando en el Barrio del Niño Jesús, Tlalpan. Este mural mide aproximadamente diez metros de altura por cuatro metros de ancho.  Ella diseñó y realizó este mural con la ayuda de un maestro de obra y tres ayudantes de San Gregorio, Tepeji del Rio, Hidalgo. Los materiales que utilizó fueron rojo Venecia, amarillo, Sena, rosa, verde, salmón, obsidiana y mármol verde Tikal. Dicho mural cubre el segundo y tercer piso en donde estaba instalada la biblioteca y oficinas del Instituto Lingüístico de Verano, que era dirigido en esa época por Carmen Townsend.

 La construcción para la instalación de este mural tuvo una duración de varios meses.

La inauguración de esta obra de arte realizada y perpetuada en  el barrio del Niño Jesús, y fue inaugurada en su momento por el Lic. Adolfo López Mateos, quien estuvo acompañado de varios funcionarios de la Secretaría de Educación Pública y de varias personalidades del propi Instituto.

Años después el futuro del mural era incierto, ya que derivado de la xenofobia en contra de la institución mencionada, no le prorrogaron el comodato, ni los convenios para el usufructo de las instalaciones que el propio Instituto construyó para sus objetivos y dicho organismo tuvo que emigrar para dar cabida primero a las Oficinas de Enseñanzas Especiales de la Secretaria de Educación Pública, quienes tomaron la decisión de suprimir los espacios de recreación, las canchas de tenis fueron convertidas en estacionamiento y  para proteger los vehículos de funcionarios instruyeron cobertizos cubiertos con láminas de acrílico. En la parte inferior se pretendió hacer lo mismo, sin embargo varios miembros de la comunidad Tlalpense  protestaron ante varias instancias y se suspendió la construcción de más cobertizos.

 Años después se construyó el Instituto Nacional de Cancerología, y el edificio ha sido utilizado para diversas oficinas, parte del patio circundante al mural continuó siendo estacionamiento, mismo que se puede apreciar a través de la reja de acceso a dicho espacio.

Varios miembros de la comunidad del barrio recuerdan a la señora Voigtlander, porque a ella le gustaba participar en algunas de las festividades populares del dicho barrio tlalpense.

Kathie Voigtlander falleció en Tucson Arizona pero dejó su huella imborrable en Tlalpan, lugar en el que desarrolló parte de su invaluable labor.

–Kathie Voigtlander & Artemisa Echegoyen (ILV) El cuento del honorable Fundidor Sagrado que hace imágenes.

R.Acuña (Ed) México, D.F. UNAM Voigtlander & Artemisa Echegoyen 1985, Luces contemporáneas del Otomí de la Sierra. D:F: Instituto Lingüístico de verano.

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